divendres, 31 d’agost del 2012

Nocturno VII









Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero.
Ahora que no me oyes, ya no debo callar.
Tú seguirás tu vida y olvidarás primero...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte,
y un amor tempestuoso que no puede durar.
Acaso aquella noche no quise retenerte...
y ahora estoy recordándote a la orilla del mar.

Tú, que nunca supiste lo que yo te quería,
quizás entre otros brazos lograrás olvidar...
Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

El rumor de mi sangre va cantando tu nombre,
y el viento de la noche lo repite al pasar.
Quizás en este instante tú besas a otro hombre...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

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José Ángel Buesa

Años después

Me escribes y me dices: Te recuerdo.
Y pienso en tu mirada. Me parece
sentir tu corazón que me golpea
mi pecho y las costillas. Te deseo.


Me recorre los días la tersura
de esa piel de mujer. El suave roce
de tus labios calientes. Esa noche
en que, pegada a mí, le recordabas
cuando tú estabas triste. Cuando era
tu voz desolación por el pasado.
Cuando no me querías y buscabas
en mi carne otra carne. Eras amarga,
como un adiós, igual que el nombre
que entonces pronunciaste.


Pasión antigua. Relámpago perdido.
Amanecer con alguien que no amamos.
Y tú estabas ausente y con la fiebre
del sexo muy lejano y allí mismo
la fugaz sensación de ser un pájaro
caliente y frágil y ni siquiera ajeno.
Hay noches como mundos. Ya vencida
me gritaste su nombre en el instante
en que mi vida entraba entre tus piernas.


Luego lloraste. Jamás me permitiste
que secara tus lágrimas a besos.
Amaneció después. Estaba solo.



Rodolfo Serrano: Años después.


Unpoema: Maravillas10

divendres, 22 de juny del 2012

SÓLO UN AMOR




Mi corazón se siente satisfecho
de haberte amado y nunca poseído:
así tu amor se salva del olvido
igual que mi ternura del despecho.

Jamás te vi desnuda sobre el lecho,
ni oí tu voz muriéndose en mi oído:
así ese bien fugaz no ha convertido
un ancho amor en un placer estrecho.

Cuanto el deleite suma a lo vivido
acrecentado se lo resta el pecho,
pues la ilusión se va por el sentido.

Y, en ese hacer y deshacer lo hecho,
sólo un amor se salva del olvido,
y es el amor que queda insatisfecho.


José Ángel Buesa



tramun: unpoema

dijous, 21 de juny del 2012




Muchos me dicen: ¿Y esa Rosa tuya
es de verdad? Yo les contesto
Rosa y verdad son sólo una.
Rosa es el nombre de lo eterno,
que ella, eterna, si pronunciara
no sería rosa.
Ni yo este corazón que vive de eso.

José Antonio Muñoz Rojas



Ellenidama: unpoema

dilluns, 28 de maig del 2012

POEMA DE LA DESPOSADA





Buena suerte, muchacha. Lucirás muy bonita
con el velo de novia y el ramo de azahar,
pero sin el sonrojo de la primera cita,
sino pálida y seria delante del altar.

Pronto será la boda. Pero acaso un despecho,
amargará las noches de tu luna de miel,
si al abrir una puerta reconoces un lecho
o al cruzar un pasillo recuerdas otro hotel.

Sin embargo, muchacha, cuando termine el viaje,
ya serás la señora de no sé qué señor,
aunque tal vez descubras, al abrir tu equipaje,
que en la prisa, ¡qué pena!, se te olvidó el amor.


José Ángel Buesa

dimecres, 25 d’abril del 2012

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

Luis Alberto de Cuenca, “El desayuno”


Ellenidama: unpoema 

diumenge, 22 d’abril del 2012

En el desnudo mar















Duermo en la ondulación de tu cuerpo.
Besándote despierto y besándote duermo.
Sueño con el mar desnudo de tu piel.
Desnuda duermo para tenerte en mí desnudo.
Te visto con el calor de mis labios
y mi tibia boca te desviste.
Mis ojos brillan como el viento
que sostiene a los pájaros
que hoy por ti se desgajan.
Con frescura de campo mis labios muerdes,
a la orilla de un río sofocas mis calores.
Tu fuego cultiva gardenias en mis muslos
y salvaje te ofrezco mis senos
para en ellos colmes tus delirios.
En tu espada de hierro vivo
y como mariposa de tu hechizo
palpitante
al fuego vuelo.
Calor de mi cuerpo develan tus manos,
siento los dedos de tu estruendosa lengua
mi vientre saturado de rocío.
Y entonces te beso.
Te beso y te digo amor
con el entrecortado respirar de mi pecho.

Lina Zerón